Nuestra misión

Queremos construir espacios seguros desde donde poder generar resistencias en el mundo  rural: un lugar que nos ayude a vivir en los pueblos desde la alegría, que combata la precariedad de lo rural, que permita el acceso a la cultura, al pan caliente y al goce, para los pueblos y quienes los habitamos (humanos y no humanos)

Nuestra visión

Queremos un mundo rural andaluz con derechos, con redes de apoyo y redes de cuidados. Un mundo rural andaluz del que nadie tenga que irse a la fuerza. Ni por falta de recursos, ni por falta de apoyos. Ni por pobre ni por queer, ni por migrante ni por disca. Un mundo rural donde nadie tenga que renunciar a su vida para sacar adelante a su familia, para garantizar los mínimos a sus mayores o para luchar frente a las violencias que atraviesan a sus hijes. Un mundo rural habitable, que reciba los recursos que necesita y al que se le reconozca el valor y la labor imprescindible, urgente y necesaria de quienes día a día nos mantenemos junto a la tierra y seguimos luchando porque permanezca. 

Feminismo rural

El feminismo rural es el de las vecinas que cortan la calle para poner sus sillas de enea. Es el de la hija que cuida a la madre porque nadie más lo hace. Es el de la amiga que ayuda a la hija para que no cuide sola. Es el de las que exigen recursos donde no llegan nunca. El de las que marchan frente a los ambulatorios para que no nos quiten pediatría, las que exigen más transporte público para que trabajar sea compatible con vivir.

Feminismo rural es también el pueblo que marcha en el día del orgullo, es la mesa redonda que reúne a todas las migrantes gereneras, es la mujer autista que construye un espacio seguro para que ningún niño se quede fuera en su derecho a la infancia.

El feminismo rural alimenta animales heridos, cose parches en el pantalón del nike que se cae, resiste de la mano de sus mayores, olvidados para el resto del mundo, y construye otras maneras de ruralidad donde todas existimos.